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CONSTRUIR EGOS O MARCAS

 “Si un anuncio no vende, entonces no es creativo” David Ogilvy

“En casa de herrero, cuchillo de palo” -¿Cómo es posible que construyamos percepciones positivas para otras marcas y no lo hagamos para las nuestras? ¡Inventemos algo que nos construya a nosotros los publicistas!-

Esta seguramente fue la plática que llevó a la institución del día del publicista y la invención de tanto festival de creatividad donde lo que se premia más allá de las buenas ideas son los egos, porque habré de reconocer que ideas premiadas, hay geniales, de esas que digo -Ojalá a mi se me hubiera ocurrido-.

Recuerdo que en una ocasión que me invitaron a dar una charla a un grupo de estudiantes, cuando me presentaron dieron todo mi curriculum de premios (del que me sentía muy orgulloso) y luego presentaron a mi colega, él no había tenido la misma suerte y empezó su charla diciendo que los premios no importaban, en ese momento pensé -Claro ‘como no ha ganado nada’ lo dice- Muchos años después y ya en la madurez de mi Carrera, no en mi adolescencia como estaba en esa ocasión, creo que los premios ‘sí importan’ pero que mucho más allá de eso, importa más el cliente, el consumidor y sin duda la marca. Si puedes hacer que tu cliente te apruebe una buena idea, ganadora de premio, enhora buena, porque si vende, construye marca y encima te vende a ti como creativo o como agencia… estás hecho, pero si solo te vende a ti o a tu agencia, debes madurar y entender que en este negocio no se está por el reconocimiento de un grupo de ‘semidioses’ que evalúa únicamente tu idea, no tus resultados. Y eso, no es malo, pero debes entender que no es lo único.

Y déjenme decirles que trabajé en lugares donde había una disciplina extrema para ganar premios, por ejemplo, trabajé en una agencia donde no te podías ir a tu casa después de haber terminado tu trabajo del día, sin haber subido una pieza ganadora de premios a una carpeta especial creada para el caso, al final de la semana se elegían las mejores, te daban un aplauso y a final de año, había cualquier cantidad de material, digno de cualquier festival. Gran cosa la verdad, en esa época estar ahí, era como cuando llevas a tu hijo a una juguetería.

Estuve en otra agencia donde contrataron a un equipo de creativos que lo único que hacían, era sentarse a pensar en piezas, campañas o ideas que ganaran premios, mientras todos los demás se fajaban para hacer rentable el negocio y se les pudiera pagar a estos seudo creativos, cuando estaban hechas, se le pedía permiso al cliente para publicarlas y así tener la certificación que los festivales exigen para participar. También vi como días antes de las inscripciones de los festivales más importantes en mi país, se publicaban páginas enteras en los diarios de hasta 20 piezas en una sola página o se pautaban anuncios a la una de la madrugada, solo para ganarse el derecho de concursar. Era toda una industria de ideas, muy impresionantes y seguida de una pasarela de reconocimientos a divos que en su vida, habían seguido un proceso estratégico de pensamiento, para generar ideas efectivas, ganadoras, pero sobre todo vendedoras.

Y que conste, que siempre me gustó ganar premios, pero no de esa manera. Nosotros ganamos cuando todavía se competía de verdad (‘Jajajaja ya soné como mi abuelo’), pero como dije al principio, estoy de acuerdo con el reconocimiento de la creatividad que sorprende, que construye marcas y que vende. No solamente la creatividad que llena vitrinas, que construye egos y que infla salarios.